Con motivo de los 1100 años de la fundación del monasterio benedictino de San Pedro de Eslonza, en la actual provincia de León, los organizadores de la conmemoración invitaron hace meses a la Comunidad de Santa Cruz del Valle de los Caídos para que participara en este acontecimiento y aportara su presencia y el canto gregoriano, devolviendo por unos instantes la vida monástica a aquellos lugares.
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El sábado 11 de agosto fue la fecha señalada. La “Asociación de Amigos del Camino de Santiago Ruta Vadiniense – Picos de Europa”, que tuvo la iniciativa, fletó dos autobuses, uno desde Madrid y otro desde el Valle de los Caídos, para que los diez monjes que iban a acudir y todos los asociados y otras personas que lo desearan pudieran participar en los actos conmemorativos. A las 7 h. partió el autobús del Valle, que en el pueblo leonés de Villamañán se encontró con el procedente de Madrid y las personas del lugar que les esperaban, con el alcalde y el párroco al frente. Después de ofrecerles un desayuno con algunos productos de repostería típicos, llevaron a los monjes y a sus acompañantes a la iglesia, en la cual se conservan varias piezas provenientes del monasterio de Eslonza, principalmente el coro con la sillería de nogal y el magnífico retablo barroco. Uno de los principales impulsores de la conmemoración, D. José Fernández Arenas, profesor ya retirado de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona, explicó para todos los asistentes la historia del monasterio y las obras artísticas más importantes, sobre todo el retablo. Pidió a continuación que el P. Abad Dom Anselmo Álvarez dirigiera unas palabras y luego los monjes cantaron la Salve gregoriana simple. Después todos pudieron ver más en detalle el retablo, el coro y otras obras de arte provenientes de Eslonza, así como las propias de la iglesia de Villamañán.
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Desde allí se marchó en los dos autobuses y en varios automóviles a León, con el fin de visitar la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva, construida en los años 50 del siglo XX inspirándose en algunas partes en la del monasterio de Eslonza e incorporando a ella su fachada y algún elemento más. También ofreció aquí interesantes explicaciones el profesor Fernández Arenas, quien ha elaborado recientemente una monografía sobre el monasterio, además de ser autor de varias obras, entre ellas algunas relativas a la Ruta Vadiniense del Camino de Santiago, las ermitas visigótico-mozárabes de la comarca de Eslonza, etc.
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Desde León, la amplia expedición marchó luego a la pequeña población de Santa Olaja de Eslonza, a cuyas afueras están situadas las ruinas del monasterio de San Pedro. En la iglesia del pueblo, románica tardía pero con numerosas reconstrucciones del siglo XVI, esperaba el Sr. Obispo de León, Mons. D. Julián López, buen amigo de la Comunidad del Valle de los Caídos, quien había de ser el celebrante principal en la Santa Misa que allí se celebró alrededor de las 14 h. En ella pronunció una preciosa homilía y los monjes benedictinos entonaron los cantos gregorianos de la Misa de Santa Clara de Asís, pues su memoria es el 11 de agosto. Los vecinos del pueblo recuperaron con gran belleza la ofrenda anual que antiguamente habían hecho los monjes de Eslonza al obispo de León de unos puerros, panes y peces, y cantaron unas loas populares tradicionales a la niña mártir Santa Eulalia de Mérida, patrona del pueblo. Al final de la Misa, el P. Abad dirigió unas palabras a las personas asistentes.
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Después de despedir a Mons. D. Julián López, pasadas las 15 h. se bajó a visitar las ruinas del monasterio de San Pedro de Eslonza, recientemente valladas. A su entrada, la alcaldesa de Gradefes (municipio al que pertenece Santa Olaja) inauguró un cartel conmemorativo del MC aniversario de la fundación del monasterio con una breve explicación de éste. El monasterio fue fundado en el año 912 por el rey García I de León a favor de unos monjes mozárabes huidos de tierras del sur bajo dominio islámico. Recibió así la protección regia desde sus inicios y llegó a tener cuatro prioratos y jurisdicción sobre numerosas iglesias y localidades en el siglo XII. Su vinculación a los reyes de León quedó manifiesta en el escudo de armas del monasterio: un león rampante con las llaves de San Pedro en las garras de la pata derecha delantera. Parece ser que ya existía vida monástica antes en el lugar, pero la historia conocida comienza propiamente en 912. Arrasado en su traza mozárabe por Almanzor en el siglo X, conoció una reconstrucción románica principalmente en el XII, pero venido a menos poco a poco y encontrándose en estado ruinoso después, en el siglo XVI se procedió a una nueva edificación renacentista promovida por el abad Fr. Diego Lucio y llevada a cabo por el arquitecto también benedictino Fr. Juan de Badajoz. En el siglo XVI se incorporó a la reforma benedictina de la Congregación de San Benito de Valladolid y, dentro de ella, fue habilitado en parte como “Colegio de Pasantes” para estudiantes de la Orden, contando entre sus profesores en el siglo XVIII a Fr. Jerónimo Benito Feijóo y a Fr. Martín Sarmiento. Sin embargo, el monasterio ya no se levantaría más después de la Desamortización liberal de Juan Álvarez Mendizábal en 1835: como bien se dice en el cartel conmemorativo recién inaugurado, ésta fue mucho más destructiva que los saqueos de Almanzor.
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Tras la visita a las ruinas y una amistosa comida en las cercanías de Gradefes, una parte de la expedición visitó el monasterio cisterciense femenino de este pueblo leonés ribereño del río Esla, pero los monjes fueron con el profesor Fernández Arenas a visitar directamente la preciosa iglesia mozárabe del antiguo monasterio de San Miguel de Escalada, dadas las limitaciones horarias del conductor de su autobús. Las explicaciones de D. José fueron aquí también magníficas y los monjes cantaron en la iglesia, con muy buena acústica, el Kyrie y el Gloria hispanos (visigótico-mozárabes) del Códice de León y la Salve gregoriana solemne. Finalmente llegó el resto de la expedición, pero el autobús de los monjes y los otros acompañantes venidos desde el Valle de los Caídos hubo de retornar ya, si bien se les ha invitado a participar también el año próximo en el MC aniversario de la fundación del monasterio de San Miguel de Escalada (913). La comarca ofrece una impronta monástica singular: eremitorios rupestres visigótico-mozárabes, el monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada, el monasterio benedictino de San Pedro de Eslonza y los monasterios cistercienses de Santa María de Gradefes (femenino, el único que conserva vida monacal en la actualidad) y Santa María de Sandoval (masculino).