El lunes 11 de junio, los niños de la Escolanía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos marcharon a las 9 de la mañana a Toledo, acogiendo la invitación venida del capellán castrense o “Pater” de la Academia de Infantería para visitar aquel centro de formación militar y algunos monumentos de la “Ciudad Imperial”. A la llegada, en efecto, estaba el “Pater”, D. Luis Miguel Muñoz Ríos, quien además es oblato benedictino de la Abadía de San Salvador de Leyre.
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Los niños, nada más bajar del autobús, corrieron hacia los carros de combate retirados del uso y expuestos como museo exterior en la explanada delantera del edificio: desde el antiquísimo “Renault” de inicios del siglo XX y otras piezas clásicas hasta los más recientes AMX-30, M-48 y M-60. El amable conductor, “Kiko”, nos acompañó en la visita. El P. Prior, por su parte, disfrutaba como otro niño volviendo a la Academia en la que casi veinte años antes había pasado un tiempo de formación militar. Después, todos se hicieron una foto en la entrada principal, conocieron en breves trazos la historia de Toledo y de la Academia (previamente situada en el Alcázar hasta el asedio de julio a septiembre de 1936) y fueron a ver las maquetas del edificio y del gran campo de maniobras. Visitaron también el patio de armas, la galería de laureados, el comedor de oficiales, el museo con sus dos salas y la biblioteca. Luego marcharon a la zona de hangares para poder ver los tres vehículos acorazados de que actualmente se dispone en la Academia para la formación de los cadetes y alumnos: T.O.A., “Pizarro” y “Leopard”, y pudieron subir al interior de los dos primeros. También accedieron a la pista de combate, que les impresionó mucho por la serie de obstáculos que se han de atravesar, y los campos de deportes, y fueron a comer en los jardines de la residencia. En todo momento fueron estupendas las atenciones prestadas por el personal civil y militar.
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Después marcharon en autobús y el “Pater”, haciendo de perfecto guía de Toledo, les fue ofreciendo una preciosa visita panorámica desde la carretera de la zona de los Cigarrales hasta las escaleras mecánicas que suben a la ciudad. Los niños subieron por ellas al centro y entraron en la Catedral Primada, donde la visita fue guiada por D. Ángel Redondo, director de los “Seises” o escolanía del templo, quien asimismo se mostró sumamente amable. Discurrieron por las naves y la girola, la sala capitular con los retratos de los arzobispos y la sala de pinturas con los cuadros de El Greco y de otros grandes autores renacentistas y barrocos como Rafael, Tiziano, Caravaggio… Además, les enseñó de forma extraordinaria el “Ochavo” o relicario y finalmente accedieron a contemplar la gran custodia para el Santísimo. Los niños cantaron ante el Santísimo Sacramento expuesto y también ante la hermosísima talla gótica de la Virgen Blanca. Por la mañana habían cantado a Nuestra Señora en la capilla de la Academia.
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Como se dedicó más tiempo del inicialmente pensado a la Catedral, se dejó para otra ocasión la visita prevista a lugares como la Iglesia de Santo Tomé con el cuadro del “Entierro del Conde de Orgaz” de El Greco y la Iglesia (antigua sinagoga) de Santa María la Blanca, pero los niños pudieron contemplar de nuevo el encanto de las calles del centro toledano y en concreto del barrio de la Judería, antes de cruzar el río Tajo por el Puente de San Martín para retomar el autobús. Aquí se despidieron del “Pater” de la Academia de Infantería y fueron derechos al Monasterio Cisterciense de Nuestra Señora de Montesión, donde, según estaba previsto, cantaron Vísperas con la pequeña comunidad de monjes venidos de Santa María de Huerta (Soria) y al final dedicaron sus voces a alabar a la Santísima Virgen. Los monjes cistercienses acogieron a los niños y a los acompañantes (P. Prior, P. Laurentino, D. Carlos Mª, Dª Alicia y Dª Escolástica) con toda amabilidad, especialmente el P. José Ignacio, Prior del Monasterio, quien se encargó de recibirlos e introducirlos en la iglesia y en la capilla donde se reza ordinariamente el Oficio Divino, así como de guiarlos después en la visita por los jardines y de dar todas las facilidades para la merienda-cena a la entrada del recinto. La expedición llegó al Valle de los Caídos alrededor de las 22,10 h.