El viernes 27 de enero asistieron a la Santa Misa de 11 h. en la Basílica dos grupos procedentes de sendos colegios del entorno de Madrid: uno de 42 alumnos del “CEU-Sanchinarro” y otro de 50 del “Monte Tabor” de Pozuelo de Alarcón. Los primeros reunían niños de varios cursos de Educación Primaria y alguno de los primeros cursos de Educación Secundaria, mientras que los del “Monte Tabor” eran de 2º de ESO. Todos traían la intención de escuchar el canto de los niños de la Escolanía y a muchos les sorprendió también especialmente el apagado de las luces en el momento de la Consagración. Después de la Santa Misa, a petición del profesor del “CEU-Sanchinarro” que encabezaba la peregrinación de este colegio, los alumnos de ambos centros pudieron adorar el “Lignum Crucis”, es decir, la reliquia de la Santa Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, donada a la Basílica por el Beato Juan XXIII en 1960. Era emocionante especialmente ver la devoción de muchos niños.
_x000D_
_x000D_
Posteriormente, uno y otro grupo visitaron brevemente la Basílica. Como la mañana era fría y había nevado en las primeras horas, los chicos del “Monte Tabor” marcharon a la Hospedería para comer calientes en el claustro, pero se dirigieron hacia ella rezando el Vía Crucis por la carretera, según era su intención. Los niños del CEU, por su parte, fueron a la Escolanía, ya que solicitaron compartir un tiempo de convivencia con los niños del Valle. En efecto, a éstos se les alteró el plan de la última hora de la mañana y, de forma un poco improvisada, se les ordenó cambiarse para salir a jugar a la nieve con los invitados. En un ambiente distendido, también obsequiaron a éstos con dos canciones, les ofrecieron el comedor de padres para poder comer allí los bocadillos que traían y se hicieron algunas fotos de recuerdo. Aunque el encargado de la excursión del CEU insistía en la disciplina característica de los niños de la Escolanía, pudimos constatar el comportamiento sumamente ejemplar de los invitados. Unos y otros quedaron muy contentos de la breve experiencia y con el día de nieve, pues, aunque era muy poca la que había cuajado, resultó suficiente para jugar y divertirse, más aún en un invierno que de momento está siendo poco blanco. La sorpresa de la nieve fue inesperada para los niños del CEU y no pocos tuvieron que secarse antes de volver, pues la mayoría no traía más que el uniforme, mientras que los niños de la Escolanía, ya expertos en estos temas, iban bien preparados y enfundados. Los niños del CEU regresaron a Madrid poco después de las 15:30 h.