El domingo 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, ingresó como postulante en la Comunidad benedictina Joaquín D. P., natural de Pamplona, quien se incorporó ya para las Vísperas solemnes y la procesión a la capilla de la Inmaculada celebrada en la Basílica. Con su entrada, nuestro noviciado sigue creciendo con jóvenes vocaciones, que sin duda son una bendición de Dios.
La Escolanía de los Desamparados de Valencia en el Valle de los Caídos
Los días 4 y 5 de diciembre, la Escolanía de Nuestra Señora de los Desamparados de Valencia, sita en la Basílica de esa advocación, visitó el Valle de los Caídos.
Llegaron el miércoles 4 por la noche y se alojaron en la Hospedería. El jueves 5 por la mañana, tuvieron un encuentro con nuestra Escolanía y los alumnos de ésta enseñaron por grupos las dependencias del edificio, de tal manera que sirvió para confraternizar y estrechar lazos. También se les hizo una visita guiada en la Basílica. En años recientes, nuestra Escolanía ha tenido también la oportunidad de visitar a la institución hermana de Valencia en dos ocasiones, aparte de otras anteriores.
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Fiesta de la Inmaculada Concepción en la Escolanía del Valle de los Caídos
El domingo 8 de diciembre, después de dos días de descanso en sus casas, los escolanos del Valle de los Caídos celebraron la fiesta de la Inmaculada Concepción, una de las principales de la Abadía y también especialmente de la Escolanía. En la Misa conventual de 11 h., uno de los escolanes nuevos recibió la Primera Comunión. Por la tarde, a las 16 h., tuvo lugar el tradicional concurso de poesías a la Virgen en el salón de actos de la Escolanía, seguido de la entrega de diplomas y premios y de un recital dirigido por los chicos de 2º de ESO. Uno de los más aplaudidos fue Arturo, nuestro alumno down, especialmente querido por todos sus compañeros. A las 19 h., los escolanes participaron con su magnífica contribución en las Vísperas y en la procesión a la capilla de la Inmaculada en la Basílica, en la cual cada año se renueva la consagración de nuestra Comunidad a la Santísima Virgen, al igual que se hace en todos los monasterios de la Congregación benedictina de Solesmes.
Epifanía del Señor (6 de enero 2020)
Queridos hermanos:
En la fiesta de la Epifanía, tanto en Oriente como en Occidente, se han celebrado tradicionalmente tres elementos de una misma teofanía o manifestación del Dios Salvador: la adoración de los Magos, el Bautismo de Jesús en el Jordán y el milagro de las bodas de Caná. Así lo reflejan las antífonas que cantamos hoy en el Oficio Divino. La Epifanía es la manifestación del verdadero Dios a todos los pueblos, anunciando que ha venido al mundo para salvar a todos los hombres._x000D_ Los Magos venidos de Oriente reflejan esta realidad (Mt 2,1-12): el Niño nacido en Belén es Aquel a quien ellos reconocieron como el “Emmanuel”, el “Dios con nosotros”, el “Mesías”, el “Cristo”, el “Ungido”, Jesús, el “Salvador”. Ha brillado y ha amanecido para los pueblos la luz y la gloria del Señor, según nos ha dicho el profeta Isaías (Is 60,1-6) y, de acuerdo con lo que hemos escuchado a San Pablo (Ef 3,2-3.5-6), en virtud de esto ahora también los gentiles son coherederos y partícipes de la promesa en Jesucristo por el Evangelio.
La figura de aquellos Magos, en parte misteriosa y en parte entrañable, no deja de causarnos admiración, pues son unos hombres de los que poco sabemos, venidos casi con toda seguridad de regiones de Persia y quizá de algunas otras como Etiopía o el sur de Arabia.
Vamos a fijarnos en algunas actitudes que podemos observar en ellos y procurar imitarlas.
En primer lugar, la apertura a la fe y a la sabiduría venida de Dios. El nombre de Magos hace referencia a los sacerdotes de la religión persa dualista o casi monoteísta conforme a la reforma de Zoroastro o Zaratustra, adoradores del fuego –signo de la divinidad de Ahura-Mazdah– y lectores de las escrituras para ellos sagradas del Avesta. Deseosos de un conocimiento científico con vertiente religiosa, se entregarían también a la astronomía y la astrología desarrolladas en Mesopotamia y eso les llevaría a observar la estrella de la que el Dios verdadero se valió para anunciarles el nacimiento del Rey de Israel. Más aún, todo apunta a que eran hombres abiertos a la revelación del Dios verdadero mediante la lectura meditada de la Sagrada Biblia, por la cual podían esperar la venida del Mesías. Según la distinción ofrecida por muchos Padres de la Iglesia y autores medievales entre ciencia y sabiduría, podemos decir que aquellos Magos no sólo procurarían la ciencia humana, sino que aspirarían a la sabiduría venida de Dios, de tal modo que Él les permitió conocerla en su Hijo Unigénito, el Logos, el Verbo, la Sabiduría de Dios por la que todo fue creado. Aquellos hombres de la gentilidad recibieron –los primeros de entre los gentiles– el don de la fe en Jesucristo porque estaban abiertos a recibirla.
La segunda actitud que cabe destacar es la búsqueda. Búsqueda de la Verdad divina, del Dios verdadero, no únicamente en el plano intelectual y espiritual, sino también mediante un largo desplazamiento físico, tal vez incluso de unos dos años según el dato que el evangelista San Mateo nos facilita acerca de la matanza de los Santos Inocentes y que permite calcular la edad aproximada del Niño Jesús cuando llegaron a Belén. Un largo viaje desde puntos divergentes y que les llevó a concurrir guiados por la estrella; un viaje realizado por las rutas caravaneras que comunicaban distintos puntos del Antiguo Oriente. Ese esfuerzo físico, con sus riesgos y el cansancio, venía animado por un anhelo de encontrar al Mesías anunciado, al Rey nacido, al Hijo de Dios encarnado, al Salvador universal.
Una tercera actitud que resalta es la humildad. Nos dice San Mateo que, al encontrar al Niño con María, su Madre, “cayendo de rodillas lo adoraron”. Aquellos sabios venidos de tan lejos dejaron a un lado la vanidad y el orgullo que podían asaltarles por sus amplios conocimientos y humildemente se arrodillaron ante un Niño. No es nada descabellado pensar en su probable condición regia, como ha recogido la Tradición conforme a las profecías mesiánicas –entre ellas el salmo 71 que se ha cantado– y según los conocimientos históricos nos permiten deducir.
En efecto, y dejando a un lado las posibles procedencias etiópicas y sabeas o yemeníes de alguno de estos sabios, sabemos que a raíz de la descomposición del Imperio Medo-Persa desde su conquista por Alejandro Magno, esta región vivía una fragmentación en reinos de diverso tamaño y poder y algunos de ellos estaban gobernados por “magos” que eran reyes-sacerdotes. La investigación histórica incluso ha sugerido identificar al rey Gondofares de Sistán con el Gaspar de los Evangelios apócrifos. En cualquier caso, contemplemos la humildad de estos personajes, relevantes en sus países de origen, al verse ante un Niño en una casa sencilla de una aldea de Judea, famosa por sus resonancias davídicas pero de escasa extensión y población.
En fin, la cuarta actitud que podemos señalar y de la que nos habla San Mateo es el gozo, la alegría que les llenó al observar que la estrella se detenía porque habían alcanzado su meta: la casa en la que pudieron adorar al Rey anhelado, al Niño al que venían buscando desde tan lejos, el Verbo encarnado para la redención de los hombres. Los regalos que le ofrecieron eran muy preciados y podían provenir en parte de Arabia directamente o de mercados a los que llegaban a través de rutas comerciales, y en ellos se ha descubierto la realidad de Jesucristo como Rey (el oro), como Dios (el incienso) y como Hombre (la mirra)._x000D_
En fin, con el gozo de los Magos, contemplemos a María Santísima, a quien ellos tuvieron la alegría de conocer al llegar a adorar al Niño Dios; y con Ella mostremos en Él al Emmanuel, “al Dios con nosotros”, ante el mundo entero.
Profesión de votos temporales de Fr. Carlos
El sábado 30 de noviembre, fiesta de San Andrés Apóstol, tuvo lugar la profesión de votos temporales de Fr. Carlos en la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, dentro de la celebración de la Santa Misa conventual de 11 h., presidida por el P. Superior y contando con el canto de la Escolanía y de algunos antiguos escolanos de “Camerata Benedictina”. La ceremonia se lleva a cabo después de la lectura el Evangelio. Tras la homilía del P. Superior, Fr. Carlos emitió su promesa ante el Señor y ante las reliquias de los santos presentes, así como ante la Comunidad monástica y los asistentes (entre ellos, sus familiares); firmó la carta de profesión; entonó el bello canto del “Suscipe” (“Recíbeme, Señor, según tu promesa y viviré, y no me turbes en mi esperanza”) y recibió el abrazo de bienvenida del Superior. Fr. Carlos, joven gaditano, es licenciado en Filosofía por la Universidad de Cádiz y realizó también varios años de estudios del ciclo institucional en el seminario de esa ciudad andaluza antes de ingresar en nuestra Abadía.
Grupos de peregrinos al Valle de los Caídos en noviembre
Entre los grupos de peregrinos venidos al Valle de los Caídos en el mes de noviembre, hay que destacar algunos como los seminaristas de los dos primeros años de Toledo con sus formadores el jueves 21, un grupo de sacerdotes también de la diócesis de Toledo a principios de mes, y un colegio de Puerto Rico el jueves 28. Esta segunda visita ya es clásica en el Valle, pues un grupo de estudiantes de Bachillerato portorriqueños viene a conocer de primera mano la Escolanía, compartir un tiempo de experiencia con los escolanos, participar en la Misa conventual de 11 h. y visitar la Basílica. Los niños de la Escolanía también les ofrecen un pequeño recital en el salón de actos. Esta visita es organizada por el Colegio de Doctores y Licenciados. Por otro lado, cabe recordar el Oficio rezado por dos sacerdotes ortodoxos rumanos el viernes 15, por la paz en España y los caídos de ambos bandos en la Guerra Española, con la asistencia de otras personas más y de nuestro Noviciado, acto religioso del cual ya se dio noticia anteriormente.