El viernes 29 de julio, memoria de Santa Marta, que los benedictinos celebramos conjuntamente con sus hermanos María y Lázaro de Betania como hospederos del Señor (en relación precisamente con la hospitalidad benedictina), la Comunidad de Santa Cruz del Valle de los Caídos celebró el LX aniversario de la ordenación sacerdotal del P. Eufrasio Carretón Hierro. Aquel acontecimiento se había producido un mismo día 29 de julio de 1951 en la Abadía de Santo Domingo de Silos y en ella fueron ordenados cuatro monjes, de los que sólo vive en la actualidad el P. Eufrasio.
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Debido a que el jubilar se había sometido recientemente a dos operaciones quirúrgicas, la Santa Misa conventual de 11 h. se celebró en la capilla del monasterio, aunque un monje sacerdote bajó a la Basílica para celebrarla también para los fieles que pudieran acercarse al Valle. La ceremonia, por lo tanto, fue sencilla y emotiva y el P. Eufrasio se vio rodeado del calor de su Comunidad y de algunas otras personas allegadas. Pronunció una hermosa homilía en la que, después de recordar el día de su ordenación, quiso incidir en el valor de la Santa Misa como memorial y como sacrificio. Después recibió las felicitaciones de quienes quisieron compartir su alegría con él. En la comida se sentó en la mesa abacial y a continuación se ofreció un café en el salón de recreo. Por la tarde, como era viernes, el Santísimo Sacramento estuvo expuesto en la capilla del monasterio desde el final de Nona hasta el de Vísperas; a las 19 h., antes de éstas, se rezó la coronilla o rosario de la Misericordia Divina, como es costumbre los viernes desde hace tiempo en la Abadía.
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El P. Eufrasio, natural de Sotresgudo (Burgos), ingresó en la Abadía de Santo Domingo de Silos, donde hizo sus votos monásticos el 12 de marzo de 1945 (el 12 de marzo se celebraba entonces la fiesta de San Gregorio Magno). Fue monje fundador de la Abadía Santa Cruz del Valle de los Caídos, si bien retornó a Silos pronto. Allí realizó una importante labor atendiendo a los fieles de algunas parroquias del entorno que quedaban entonces al cuidado de la abadía silense. Años más tarde, pasó definitivamente al Valle de los Caídos, donde durante mucho tiempo ha venido siendo el encargado de la Hospedería Interna. Es autor de varios libros sobre algunos monumentos mozárabes escasamente conocidos pero de notable valor en la provincia de Burgos (la ermita de Santa Cecilia, próxima a Silos, y el monasterio de Retortillo) y de tema espiritual; de éstos, principalmente destaca Vida espiritual en clave monástica, con dos ediciones. Recientemente ha terminado otro libro, Sólo Dios, cuya aparición esperamos en breve. Es colaborador asiduo de algunas revistas como Claune (“Claustros Necesitados”). También ha realizado alguna traducción del alemán y conoce bien el monacato benedictino de Alemania y Suiza.