En la noche del 14 al 15 de septiembre, falleció en su celda de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos el P. Dom Manuel Garrido Bonaño, uno de los monjes más conocidos y prestigiosos de la misma. Su muerte tuvo lugar entre el día en que la Iglesia celebra la Exaltación de la Santa Cruz, titular de la Abadía benedictina y de la Basílica del Valle de los Caídos, y el domingo, día del Señor, y que además se conmemora a Nuestra Señora de los Dolores, Patrona del lugar natal del P. Garrido, Valverde del Camino (Huelva). Puede decirse que cumplió su deseo de morir en el monasterio al que amaba intensamente, después de haber podido adorar el día previo el “Lignum Crucis” o reliquia de la Santa Cruz de Nuestro Señor Jesucristo que la Comunidad recibió como regalo del Beato Juan XXIII en 1960. Su muerte cogió en cierto modo por sorpresa a la Comunidad, si bien había estado ingresado recientemente en dos ocasiones en el hospital.
_x000D_
_x000D_
El P. Manuel había ingresado en el Seminario de Sevilla y de allí pasó a la Abadía de Santo Domingo de Silos con 21 años. En ésta hizo su profesión de votos temporales el día 29 de junio de 1948, festividad de San Pedro y San Pablo, y la de votos solemnes el mismo día en 1951. En 1954 fue uno los monjes que marcharon a realizar la fundación de San Salvador de Leyre (Navarra), pero poco después fue llamado para realizar los cursos del Instituto Monástico en el Pontificio Ateneo de San Anselmo de Roma, de la Orden de San Benito (1955-1957). Luego regresó a Silos y en julio de 1958 tomó parte en la fundación de la Abadía de Santa Cruz del Valle de los Caídos, pero volvió de nuevo al monasterio fundador hasta que en 1960 pasó definitivamente al recién erigido.
_x000D_
_x000D_
Principalmente liturgista, mariólogo y biógrafo, cultivó además otros campos. Fue profesor de Filosofía, Liturgia y algunos tratados de Teología en Silos, Leyre y el Valle de los Caídos. Durante diecisiete años impartió además clases en la Facultad Teológica del Norte de España (Burgos). Participó como perito en el Concilio Vaticano II y fue nombrado consultor de la Sagrada Congregación de Ritos, así como más tarde perito de la Comisión Episcopal de Liturgia en España. Pertenecía también como miembro antiguo a la Sociedad Mariológica Española, a la Sociedad Josefológica y a la Pontificia Academia Mariana Internacional. Intervino, por otra parte, en el proceso de beatificación de San Josemaría Escrivá de Balaguer en el Tribunal Diocesano de Madrid y promovió con gran entusiasmo la causa de la salesiana Beata Eusebia Palomino. En la Abadía de la Santa Cruz desempeñó cargos como los de bibliotecario, director de la Escolanía y prefecto de estudios. Varios de sus libros han conocido varias reediciones y cuenta con más de mil artículos, tanto en revistas especializadas como en otras de divulgación y de alta difusión y en periódicos diversos. Cabe destacar, entre otras muchas obras, algunas como Curso de Liturgia Romana (1961), La Liturgia de las Horas a través de los siglos (1976), Ildefonso, cardenal Schuster, místico y apóstol (1987), Iniciación a la Liturgia de la Iglesia (1988), o varias traducciones y ediciones de otros autores (C. Vagaggini, San Ambrosio de Milán, San León Magno, Santa Gertrudis de Helfta, Ludovico Blosio, Ítala Mela, Beata Eusebia Palomino…). Recientemente se había publicado una semblanza del P. Garrido en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia.
_x000D_
_x000D_
El lunes 16 se celebró la Misa de funeral a las 12 h. en la Capilla del Monasterio y a continuación se llevó el féretro en procesión para su sepultura en el cementerio de la Comunidad. Tanto la Escolanía como antiguos escolanes (varios de ellos de “Schola Antiqua”) y los monjes cantaron en estos actos. Asistieron asimismo sus familiares, algunas autoridades de Patrimonio Nacional y del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, representantes de diversas comunidades benedictinas y de otras Órdenes y otras personas allegadas.