Como todos los años, el Lunes de Pascua los escolanes de la Santa Cruz del Valle de los Caídos hicimos una excursión como recompensa al esfuerzo realizado en el Triduo Pascual. Es verdad que terminamos la Semana Santa agotados por todo el trabajo con el canto y las ceremonias, aunque merece la pena y es bonito saber que los fieles que vienen a las celebraciones en la Basílica salen tan contentos. Merece la pena sobre todo porque es un trabajo que hacemos para Dios. Y además merece la pena, claro, sabiendo que al final habrá una excursión bonita y divertida.
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Este año, el Lunes de Pascua, 25 de abril, fuimos a las Hoces del río Duratón, en la provincia de Segovia, donde ya habíamos estado hace tres años. Fuimos con el P. Francisco, el P. Laurentino y el P. Santiago, y no faltó nuestro querido conductor de autobús, Mariano. Salimos algo después de las 9 de la mañana y visitamos el antiguo priorato benedictino de San Frutos y tuvimos allí la Santa Misa, en la que cantamos. Nos atendió el párroco polaco de Sepúlveda, Slawomir, a quien los sepulvedanos conocen como “Suave”. Después de la Misa, pasamos por debajo del altar del santo y por detrás de la piedra, según la tradición: ¡qué estrecho para los mayores! Y luego, “Suave” y el P. Santiago nos dieron algunas pequeñas explicaciones sobre el ermitaño San Frutos y sus hermanos San Valentín y Santa Engracia, del siglo VIII, y sobre la vida de unos poquitos benedictinos de Silos en el lugar entre el siglo XI y el XIX, cuando todos los religiosos fueron expulsados de sus monasterios y conventos en España. San Frutos del Duratón fue un priorato dependiente de la abadía de Santo Domingo de Silos en ese tiempo y ahora pertenece al obispado de Segovia y en especial a la parroquia de Sepúlveda. Después de esto, “Suave” tuvo que marcharse y nosotros fuimos en el autobús a comer al pueblo de Cantalejo, a las instalaciones de “Naturaltur”, donde además jugamos en los jardines del camping y con la tirolina que hay en ellos.
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Tras la comida, en la que barrimos el bar para no dejar nada sucio, y después de jugar en los jardines, cogimos el autobús para ir al sitio donde los monitores de “Naturaltur” nos enseñaron cómo teníamos que remar en las piraguas y nos ayudaron a embarcar en ellas. Dimos un bonito paseo en piragua por el río Duratón, nos explicaron algunas cosas acerca de los buitres (de los que nos dijeron que hay ya unas 700 parejas allí) y los vimos volar sobre nuestras cabezas: ¡son impresionantes y pueden medir hasta 2,5 y 2,8 metros de envergadura con las alas extendidas! También hicimos algunos abordajes no peligrosos entre piraguas, carreras, emboscadas escondiéndonos entre los juncos… Luego volvimos a hacer una merienda-cena a los mismos jardines de “Naturaltur” y desde allí tomamos el autobús para volver a la Escolanía, donde llegamos hacia las 21,30 h.