El viernes 13 de diciembre, la Escolanía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos cantó la Misa de Santa Lucía en la Catedral Castrense de Madrid a las 19,30 h. y a continuación ofreció un concierto navideño.
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La Santa Misa fue presidida por el Arzobispo Castrense, Mons. D. Juan del Río, y concelebrada por el Vicario General de la Armada, D. Javier Orpinell, y por el Rector del Seminario Castrense “Juan Pablo II”, D. Luis Miguel Muñoz, quien fue el responsable principal de toda la preparación de la presencia de la Escolanía del Valle en esta antigua iglesia de un monasterio de monjas cistercienses. Este hecho hizo que la Escolanía se sintiera “como en casa”, junto a las imágenes y pinturas de San Benito y San Bernardo. Por otra parte, tanto D. Javier Orpinell como D. Luis Miguel Muñoz han facilitado en ocasiones anteriores visitas de los niños a instalaciones militares.
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Mons. del Río pronunció una bonita homilía en la que hizo referencia a la labor de la Comunidad Benedictina del Valle, la Escolanía y el significado del santuario.
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Hacia las 20,30 h. dio comienzo el concierto de Navidad, presidido por el mencionado Arzobispo Castrense y con la Iglesia Catedral llena de asistentes. Constó, como de costumbre, de una parte de Canto Gregoriano dirigida por el P. Laurentino Sáenz de Buruaga y de otra de villancicos polifónicos, bajo la dirección de D. Ignacio Muñoz, con acompañamiento al piano de D. José Manuel Martín-Delgado. Destacaron algunos solistas como Sergio Muñumer, Javier L. González, Marcos Suárez, José García, Ramiro Valero, José Rubén Martínez, entre otros, y el violín de uno de los antiguos escolanes que participaron también, José Luis Alameda.
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La actuación de la Escolanía fue aplaudida con gran entusiasmo por el público, que se puso de pie en varias ocasiones al final, y hubo dos piezas más de “propina” en agradecimiento. Fue grabado por 13 TV, que lo ha emitido el sábado 28 y lo ha repetido el domingo 29.
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A continuación, se ofreció a los niños una cena en los salones aledaños, antigua cripta del monasterio de monjas cistercienses, y fueron magníficamente atendidos por los seminaristas del Seminario Castrense. Uno de ellos mantuvo su atención durante un buen rato con juegos de magia.