El lunes 7 de noviembre se cumplió un año de la primera Misa de campaña que la Comunidad benedictina hubo de celebrar en la puerta del recinto del Valle de los Caídos, ante el cierre completo de éste y de la Basílica por las mismas fechas en 2010. Dado que se impedía que los fieles pudieran asistir libremente a la Santa Misa en la Basílica, los monjes decidimos ir al encuentro de ellos a la puerta, donde efectivamente tuvo lugar a las 11 h. No dejaba de ser paradójico que el mismo día que Benedicto XVI inauguraba una Basílica en Barcelona, la de la Sagrada Familia, en el Valle de los Caídos se cerrase otra Basílica pontificia.
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Esa Misa bajo los pinos fue celebrada por el P. Santiago Cantera, actual Prior del monasterio, y contó con la asistencia de unos 250 fieles, cuyo espíritu de recogimiento fue ejemplar. En los corazones de todos latía una sensación semejante a la de los católicos polacos en los años 80 y se estaba dispuesto a sufrir lo que fuera necesario por amor a Cristo. El hecho provocó una reacción a nivel nacional e internacional y se hubo de permitir que a la semana siguiente la Santa Misa pudiera ser celebrada en el interior del Valle.
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Así, el domingo 14 de noviembre acudieron varios miles de personas a la explanada posterior del Valle de los Caídos, más otros miles a los que no se permitió el acceso bajo diversas excusas. El P. Alberto fue el celebrante principal y la niebla y la lluvia hicieron acto de presencia, pero los fieles permanecieron sin inmutarse por ello. Las carreteras hacia el Valle llegaron a colapsarse con varios kilómetros de atasco.
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Las siguientes Misas en la explanada posterior fueron los domingos 21 y 28 de noviembre y 5 y 12 de diciembre, celebradas respectivamente por los PP. Carlos Mata, Alfredo Maroto (entonces Prior), Joaquín Montull y José Ignacio González. En ellas, y salvo el domingo 12 en que hizo un sol espléndido como premio venido del Cielo, el intenso frío e incluso la nieve fueron parte importante, que no hicieron sino acentuar el espíritu de fe y de hermandad en todos los fieles que asistían y en la Comunidad benedictina. Por fin, el 19 de diciembre se reabrió la Basílica al culto de los fieles, no sin algunas dificultades (se pretendía restringir a las 11 h.) y otras que aún permanecen, y podemos decir que la Providencia ha revitalizado a partir de todo aquello el Valle de los Caídos como lugar sagrado de culto y auténtico foco de vida espiritual, que no es otra cosa la que deseamos.