El sábado 18 de febrero, la Escolanía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos ofreció un concierto en el auditorio de la “Fundación Juan March” de Madrid a las 12 h. del mediodía, dentro de un ciclo de conciertos que esta prestigiosa institución cultural desarrolla a lo largo del año. El aforo, de alrededor de 300 personas, quedó rápidamente cubierto y bastantes asistentes hubieron de quedar de pie, además de otros muchos que tuvieron que seguir el acto en una sala distinta por medio de una pantalla de televisión. Lamentablemente, algunos familiares de los niños tuvieron que hacerlo así al estar abarrotado ya el cupo. De hecho, las puertas habían abierto a las 11 h. de la mañana y la cola para entrar era inmensa y todo resultó rápidamente cubierto.
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El concierto, como de costumbre, constó de dos partes: una primera de monodia gregoriana medieval variada, bajo la dirección del P. Laurentino, y otra segunda con polifonía principalmente sacra (si bien asimismo con algunas piezas profanas), dirigida en este caso por D. Carlos Mª. Al piano estuvo D. Luis Ricoy. Fue magnífica la interpretación de tres piezas de Semana Santa de Tomás Luis de Victoria (el mejor músico español del siglo XVI, de quien se celebró el centenario el año pasado). El público quedó muy satisfecho, como lo demostraron los aplausos (especialmente en algunas canciones, ante ciertos solistas y al final de todo), el hecho de ponerse de pie y los comentarios y valoraciones que se recibieron. La educación y la simpatía de los niños, como es costumbre siempre que salen de la Escolanía, fue muy apreciada por las personas que los vieron y trataron brevemente con ellos. El director de la Fundación salió a saludar a la Escolanía al término del concierto y se hicieron algunas fotos con él.
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Por la tarde, los escolanos disfrutaron de un merecido tiempo de juego, en el que compartieron un rato muy divertido con relevos y otras competiciones con un grupo de niñas del Colegio “Mater Salvatoris” de Aravaca, que ese día visitaron el Valle de los Caídos con las religiosas y monitoras que dirigían la excursión. Después de que ellas marcharon a visitar la Basílica, los chavales prosiguieron su paseo y juego por el campo.